Las plantas necesitan nutrientes, y esos nutrientes los pueden conseguir gracias al abono y a los fertilizantes.

Ambas sustancias buscan, ante todo, la fertilidad del suelo y de la propia planta, la única diferencia atañe a su composición.

ABONO
Los abonos son sustancias orgánicas.

Para una planta el abono es siempre sinónimo de comida.

Lo que consigue es modificar la estructura del suelo para mejorarla, sin tener un objetivo únicamente a corto plazo.

Se utilizarían una o dos veces para preparar la tierra.

Ejemplo de abono es: estiércol, mantillo que cubre la tierra de muchos frutales y el compost.

FERTILIZANTE
Los fertilizantes son sustancias ricas en nutrientes que se utilizan para mejorar las características del suelo para un mayor desarrollo de los cultivos agrícolas.

Se usan de manera habitual en la tierra.

Aportan nutrientes a las plantas en un momento determinado porque los requiere (ya sea por una enfermedad o porque la época del año lo requiere).

Existen tres tipos de fertilizantes:

Químicos. Son nutrientes elaborados por el hombre que, generalmente, son de origen mineral, animal, vegetal o sintético.

Orgánicos. Son aquellos que se forman naturalmente con una nula o poca participación del hombre para su formación.

Inorgánicos. Son sustancias derivadas de rocas y minerales que se aplican en el suelo o sustrato para elevar la fertilidad de los cultivos.

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